domingo, 8 de junio de 2008

Los que pudieron morir


Historia número 1: En 1963 una danesa llamada Lone Skovdahl se quedó embarazada con 16 años. Su novio, Finn, tenía la misma edad y apenas llevaban unas semanas juntos. De modo que la noticia fue un cataclismo en casa de los Skovdahl.

Tras la conmoción inicial llegaron los gritos y los llantos. La discusión familiar se desbocó y la madre de Lone, aterrada con el embarazo, le dijo que tenía que abortar. “Es la única solución. Abortar o hipotecar tu vida con un niño que no quieres”.

Pero Lone sí quería al bebé que le crecía dentro y se negó a abortar, decisión respaldada por su padre. Meses más tarde nació Michael, de apellido Laudrup. Con el paso del tiempo, Michael Laudrup se convirtió en el mejor futbolista danés de todos los tiempos, un jugador adorado en Italia, España y Dinamarca. Uno de los más grandes de Europa.


Historia número 2: En 1755, Ana María Pertl supo que estaba embarazada por séptima vez. Esa noche la pasó llorando porque no sabía cómo decírselo a su marido, Leopold, que entonces era un músico menor al servicio del arzobispo de Salzburgo. Vivian con lo justo y una nueva boca que alimentar sería la ruina.

A la mañana siguiente Ana María se armó de valor y le dio la noticia a su esposo. Éste, al saberlo, le recordó con brutalidad que cinco de los seis hijos anteriores habían muerto al poco tiempo de nacer y le aconsejó no revivir ese trance: lo mejor era abortar. Ana María se negó y siguió adelante. En enero de 1756 dio a luz un varón, al que pusieron por nombre Wolfgang. Wolfgang Amadeus Mozart.

Historia número 3: En 1547 nació en Ratisbona un hijo ilegítimo bautizado como Jerónimo. Su madre, Bárbara Blomberg, era una de las amantes de Carlos V. Era el décimo y último hijo del emperador, el quinto nacido fuera del matrimonio con Isabel de Portugal.

Meses antes del nacimiento, el entorno de la reina había conspirado para que ese bebé no naciera y librar así a doña Isabel de la vergüenza del nuevo bastardo. Al enterarse el emperador de los planes homicidas, se ocupó de que el embarazo siguiera adelante y ordenó que, una vez nacido, el niño fuera llevado a España para ser educado como un infante.

Un cuarto de siglo más tarde, el 7 de octubre de 1571, se libró la batalla naval de Lepanto. La Liga Santa obtuvo victoria histórica sobre los turcos y España reafirmó su potencia militar. Al mando de la flota estuvo Juan de Austria, hijo bastardo de Carlos V y llamado Jerónimo de niño.

Ahora que en España vuelve el debate sobre el aborto quizá sea el momento de pensar en la tragedia de miles de jóvenes que se enfrentan a una decisión enloquecedora: abortar o no, matar o no, dilema compartido con las madres de Juan de Austria, de Mozart, de Laudrup.

Porque Bárbara Blomberg, Ana María Pertl o Lone Skovdahl son un ejemplo de lo que puede ocurrir cada vez que un niño nace. Se llame como se llame, sea hijo de un emperador o de un obrero. Porque, más allá de ser un héroe militar o un músico inmortal, cualquier vida humana –nacida o no nacida, sana o enferma, joven o vieja–, tiene dignidad en sí misma y debe ser respetada.

Sólo así podrá ofrecer al resto del mundo su genio o, simplemente, su existencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que una de las grandes tragedias de nuestro tiempo. Tanto por el crimen contra los bebes, como por el sufrimiento de los padres.
Más políticas de ayuda a los padres y menos frivolidad.