miércoles, 24 de diciembre de 2008

Divino Manuel

Poco a poco anochece camino de Belén y, entre sombras, se recorta la figura de María y José. Él camina en silencio agarrado al ronzal del borrico, ella se arrebuja en su capa para no coger frío.

No hablan, apenas se miran. Van recogidos, quizá en oración, cuando descubren en el horizonte la pequeña aldea que es su destino. Son dos judíos de viaje al pueblo de sus mayores para cumplir con la ley de Roma. Una ley ajena, pero que acatan aunque suponga un penoso viaje desde Nazaret. Sobre todo para ella, que está embarazada de muchos meses.

Ya es de noche en Belén. María reza sobre la montura y, susurrando, le dice cosas bonitas al niño que lleva dentro. Tiene miedo y siente paz. Todo al mismo tiempo, así es la vida. Sabe que en unos días, en unas horas quizá, nacerá el Hijo de Dios y ella es su Madre, Inmaculada. Está preparada para acunarle y darle besos, para pasar noches en vela cuidando de Él, el Salvador, el Cristo Jesús.

Mientras ella se deshace en dulzuras, José rumia empeños. Tiene que encontrar posada y todo está a rebosar. Algo mayor que María, José es un varón pacífico y capaz de ganarse el pan con su oficio de carpintero. Pero ahora está lejos de su taller y todo el mundo desconfía de un extraño que, de noche, llama a las puertas.

Una tras otra van llegando las negativas. “Está todo lleno”, “Es muy tarde”, “No hay sitio libre”. La Virgen observa en silencio y un poco triste al verle fracasar. José es bueno y dócil y siempre ha aceptado la voluntad de Dios, aunque no la entienda, aunque otros le inviten a repudiar a su mujer, encinta sin haber conocido varón.

Un herrero les dice que a las afueras de la aldea hay unas grutas donde se resguarda al ganado de la intemperie. Quizá allí encuentren refugio. José agradece el consejo mientras María escucha. Entonces anima a su esposo una vez más. “Vamos al aprisco, José. Será un buen sitio. Nadie nos molestará y el calor de las bestias nos librará del frío”.

José la mira con infinita ternura y siente un fuego interior que le abrasa. “No soy capaz de encontrar ni un jergón miserable”. Ella, mujer al fin, adivina sus pensamientos e insiste. “No te tortures, José. Dios está con nosotros”.

Es cierto. Dios les acompaña desde el principio de los tiempos, desde que los eligió y les dio un nombre. Son hijos suyos, hechos a su imagen y semejanza, escogidos para ser los padres del Mesías, el Redentor, el Ungido. ¿Qué pueden temer?

Con esfuerzo, el asno sube una pequeña loma. Atrás han dejado a unos pastores que les indican el camino a las cuevas. Hace frío y es de noche, pero nada les importa ya. Sólo quieren descansar y esperar al nuevo día, aunque sea entre paja seca y animales. Nada importa. Dios está con ellos. Sólo Dios basta.

Sin darse cuenta, sin ruido de palabras, va a comenzar el hecho más transcendente de la Historia. En realidad, el único acontecimiento verdaderamente histórico. Y será en una remota aldea de cabreros, confines del Imperio, mientras los grandes y los poderosos oprimen a sus pueblos y los aplastan y los tiranizan, ajenos al Dios que llega.

En Belén de Judea el Niño está a punto de nacer. Divino Manuel.


lunes, 22 de diciembre de 2008

Wear Sunscreen!

He recibido una carta de una amigo, que a su vez la había recibido de otro amigo, que a su vez y así hasta 3.746.181 veces. La carta dice:



¡Feliz Navidad! Merry Christmas!

viernes, 19 de diciembre de 2008

¡Que vienen los rusos!

Tomo prestado el título de la comedia de Norman Jewison en la que un submarino soviético encalla en las costas de Massachusetts. Pese a que sus intenciones son inocentes, los habitantes del pueblo más cercano creen que los rusos han iniciado una invasión en toda regla.

Casi dos décadas después, los barcos rusos vuelven a fondear en La Habana. La flotilla viene de unas maniobras en el Caribe y su entrada en el principal puerto de la Isla nos devuelve a otras épocas, tiempos de Guerra Fría en el que los bolos (así llaman en Cuba a los rusos) campaban libremente por la capital. Los cubanos que no anden resolviendo su vida en la bolsa negra o trapicheando con los turistas tendrán la oportunidad de subirse a los barcos. La visita, ha dicho el presidente Medvédev, "es un importante paso a nivel práctico para fortalecimiento y desarrollo de las contactos entre ambas Armadas".

Así que vuelve el amor entre eslavos y caribes, aderezados ahora por el crédito de 20 millones de dólares que Moscú (es decir, Putin) ha concedido a los Castro para las industrias del níquel, el petróleo y el suministro de trigo.


Algo se mueve en Cuba. Al menos en lo referente a las relaciones internacionales. Esta visita de los rusos se une a la que hizo el presidente chino el mes pasado, a la gira del canciller Pérez-Roque por Europa y a la primera salida de Raúl Castro al extranjero como Jefe de Estado (a Venezuela) o a su presencia en la Cumbre del CALC en Brasil (donde se encuentra ahora de visita oficial tras haber conseguido la admisión de Cuba en el Grupo de Río). Para 2009 ya está confirmado un viaje a México y la visita de Calderón a La Habana.

¿Está preparando el régimen cubano el posible encuentro de Raúl con Obama para negociar el fin del embargo? ¿O, simplemente, trata de encontrar fuera la legitimidad que muchos cuestionan dentro? Con el medio siglo de revolución a punto de cumplirse quizá lleguen algunas respuestas.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Buena revista

Ya está en la calle Nueva Revista, una publicación bimestral fundada en 1990 por Antonio Fontán, profesor universitario, político liberal y "World Press Freedom Hero" (el único español) según el IPI (International Press Institute).

Entre los temas de este mes destaca al homenaje a Juan Pablo Villanueva (periodista y editor fallecido recientemente, fundador del diario Expansión y ex director de Marca, entre otras iniciativas); un interesante análisis a cuatro voces (Puyol, Torre de Silva, Nubiola y Pin) sobre el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) -vulgo Bolonia- titulado sin excesiva brillantez "El futuro de la Universidad" y el amplio y jugoso "Obama y el mundo: la nueva pieza y el tablero de juego", al que le echo en falta alguna colaboración estadounidense.

El tono general, como casi siempre, es equilibrado e interesante, aunque ver la luz cada dos meses le resta frescura. Este inconveniente, sin embargo, lo suple con la calidad de los firmantes y el reposo de las opiniones, entre las que destaco la de su director, Álvaro Lucas, en "¿Qué pasa con Navarra?" (asunto sobre el que sería deseable un análisis más detenido por las implicaciones que tendrá en España la política foral) y la mirada sobre Latinoamérica y dos sus mitos: Cuba -próxima a cumplir medio siglo de revolución fidelista- y la bolivariana Venezuela.

Nueva Revista, buena revista.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Son sólo negocios

Me confieso incondicional absoluto de la saga mafiosa El Padrino que, desde hace años, veo regularmente, sobre todo la primera y segunda parte. Me sé de memoria algunos diálogos y, siempre que puedo, hago proselitismo.

He viajado a Sicilia para pisar las calles de Corleone, Prizzi y Castelmmare del Golfo, pueblos de cine, nombres legendarios. De paso, visité la casa de Pirandello en Agrigento y otros tesoros enormes de la Magna Grecia, de Selinunte a Siracusa, porque la experiencia de atravesar de norte a sur la isla, en coche y con silencio atronador es inolvidable.

Con Pedro Furundarena y José Luís de Cea he charlado durante horas sobre la omertá, las luparas y cualquier variante de crimen organizado italiano: Cosa Nostra, N'drangheta, Sacra Corona Unita o la Camorra. He visto Los Soprano, Uno de los nuestros, Una historia del Bronx, Scarface, Casino, Los intocables de Eliot Ness, El enemigo público, Gangs of New York, Donnie Brasco, Una terapia peligrosa y cualquier otra serie o película que tocara de refilón el tema, ya fuera para reírse o para llorar.

Nombres como Meyer Lansky, Santos Trafficante, Joe Masseria, Vito Genovese, Mad Dog Cole, Lucky Luciano, Al Capone, Salvatore Maranzano, Joe Bonano, Dutch Schulz, Totó Riina o Bernardo "el tractor" Provenzano me resultan más familiares que, por ejemplo, mis políticos locales, de los que no digo yo que sean mafiosi.

Sin embargo, no había visto nada comparable a GOMORRA, la película que relata la vida real en la Camorra napolitana, sus manejos, su estética cutre y hortera, su nihilismo.

El libro de Saviano del mismo título me lo devoraré esta Navidad y pasará con honores a compartir librería con John Dickie y su esencial Historia de la mafia siciliana, Norman Lewis y The Sicilian Mafia Observed y El día de la lechuza de Leonardo Sciascia, que también era de Agrigento.

La película de Garrone -que me he resistido a ver hasta el último momento- deja un sabor amargo y una tristeza oscura que despoja al crimen organizado de épica cinematográfica y diálogos de tragedia mediterránea.

Y, lo que es peor/mejor, pone también sobre nuestras conciencias la dura sospecha de
que el Sistema no es algo lejano y extraño, sino cotidiano y familiar, una cosa nostra que nos rodea y pone a prueba todo lo bueno y honorable de la civilización occidental.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Una bandera para Europa

Dedicado a Isaías Calvo,
que bien sabe que la vida
es "complexa"

Hoy se celebra la festividad de La Inmaculada, un día grande que me devuelve a los años en el colegio de los jesuitas de Gijón que, precisamente, lleva esa nombre: La Inmaculada. Fue en una clase de Historia del P. Balbona (alias El Péndulo por sus andares movedizos a lo Manuel Fraga) donde supimos que la bandera de Europa –doce estrellas en círculo sobre fondo azul– estaba inspirada en la Inmaculada Concepción.

La historia tiene su miga y explica cosas inexplicables. En 1955, el Consejo de Europa –un organismo creado tras la II Guerra Mundial para promover la democracia y los derechos humanos– había convocado un concurso para elegir su bandera. Se presentaron ideas de muchos pintores y artistas gráficos, que además debían acompañar una explicación de sus propuestas. Entre ellos había un joven y desconocido francés de Estrasburgo, Arséne Heitz, que envió un diseño que destacaba por su fuerza y simplicidad: doce estrellas amarillas en círculo sobre un fondo azul. En aquellas fechas, Heitz estaba leyendo la historia de las apariciones de la Virgen en la rue du Bac de París (que hoy es conocida como la Virgen de la Medalla de la Milagrosa), y se inspiró en las imágenes tradicionales marianas para sus bocetos.

Al principio le pareció una "ocurrencia" más de las que bullían en su imaginación, hasta que, visitando la catedral de Estrasburgo, Heitz se encontró de nuevo con una vidriera en la que aparecía María coronada de estrellas sobre fondo azul. Aunque la había visto en mil ocasiones, esa vez fue distinta y definitiva. “En ese instante me di cuenta de que ni las estrellas ni el color azul eran propiamente símbolos religiosos, pero a la vez eran profundamente cristianos. El “descubrimiento” reforzó mi idea original, ya que respetaba las conciencias de todos los europeos, fueran cuales fueran sus creencias”. Así que el azul y la corona de estrellas se convirtieron en los elementos de su propuesta de bandera para el Consejo de Europa.

Para colmo de “causalidades” el Consejo de Europa votó por el diseño de Heitz un 8 de diciembre, único día de todo el invierno en que coincidían las agendas de los jefes de Estado. Los motivos de la elección fueron explicados por el ministro francés de Exteriores, Robert Schumann –actualmente en proceso de beatificación– y por Konrad Adenauer, canciller alemán. Ambos tuvieron que esforzarse en aclarar las dudas de los británicos, que no entendían porqué si los Estados miembros eran seis las estrellas tenían que ser doce. Sin revelar la inspiración del artista para no provocar recelos, explicaron que el número 12 era un guarismo de plenitud en el mundo clásico (y citaron los doce trabajos de Hércules), judío (las doce tribus de Israel) y cristiano (los doce apóstoles). Sobre esa herencia clásica y judeocristiana proponían construir la nueva Europa.

La bandera recién elegida flameó por primera vez en un edificio público en 1956. Fue en la catedral de Estrasburgo, donde Schumann ofreció a la Virgen el proyecto de construcción europea y le pidió que no volviera a haber guerra en el viejo continente. Desde entonces llevamos medio siglo de paz.

Europa nos queda a veces demasiado lejos, sobre todo cuando niega unas raíces que están presentes por todas partes: en sus calles, en su moneda, en sus valores. También y sobre todo, en la bandera azul de doce estrellas, la misma que viaja en las matrículas de nuestros coches y ondea en todos los edificios oficiales.

A veces estas cosas pasan.

Publicado en OSACA (dominical del Diario de Burgos) el 7 de diciembre de 2008

viernes, 5 de diciembre de 2008

Un negro con maracas

Aquella radio, una Magesticº que vino de Barcelona, estaba puesta todo el santo día. Por eso Antonio Machín siempre entraba por las ventanas. Lo suyo era flotar como un globo de feria, ascender por el aire atravesando el patio de luces. A veces llegaba del mercado con un par de gardenias para mi abuela, o venía de hablar con la Luna, o decía que era un salado vendedor de maní –y ahí le esperaba yo, dispuesto a birlarle un cucurucho y ponerme morado–.

Ahora bien, fuese cual fuese la canción, Machín siempre venía con sus maracas. Era un negro con maracas. Entonces se podía llamar a las cosas por su nombre y un negro era un negro. Sin más. En mi familia no se ofendía nadie, menos aún si el autor de la ocurrencia era mi abuelo Joaquín, que volvió de La Habana cuando Machín triunfaba en Europa, justo al borde de la guerra mundial.

“Tremendo bolerista”, sentenció una vez con firmeza judicial. Le había conocido en el Casino Nacional allá por el veintimuchos, casi el treinta, cuando Machín vendía cientos de miles de discos en los Estados Unidos. Años después el corazón se le hacía lágrimas oyendo “Madresita” (“con “s”, niño, con “s”, que en Cuba no hay “z””). Se esponjaba mi abuelo con ese bolero, lo recuerdo bien. Quizá porque desde los 9 años había sido un fugitivo de la miseria, tan española entonces y tan olvidada hoy. O eso fingimos y levantamos muros cada vez más altos. A cambio de prosperar en América no abrazó nunca más a su madre, desterrada en su tierra. Para siempre.

Machín había nacido en Sagua La Grande, hijo de un español blanco y una cubana negra. Aprendió a cantar en el coro de su parroquia y pronto hizo el camino de Santiago… de Santiago de Cuba, se entiende, que es la cuna de casi todo en la Isla. Al menos de casi todo lo importante: la música, el ron y las revoluciones aunque salgan homicidas. Como la última, esa que no pudo llevarse a Machín por delante.

Para entonces, finales de los 50, el cubano era ya una figura inmensa, un cantante legendario convertido en la banda sonora de la España de Franco. De esos años recuerdo con precisión infantil una pregunta de mi hermano: “Mamá ¿por qué Baltasar canta?”. Era (y es) un talento sensible. Para nosotros Machín era el rey negro de la cabalgata. No había otro. Al menos no lo hubo hasta que un día nos sentamos con mi abuelo a ver un combate de José Legrá. ¡Coño con los cubanos! ¡Estaban por todas partes!

En aquellas tardes de lluvia mi madre siempre andaba con la plancha, dale que te pego. Entonces llegaba mi padre, el de los buenos tiempos, cantando por el pasillo El manisero. Porque tenía buena voz el condenado, aunque se prodigara poco con el negro de Sagua. Lo hacía porque a ella le gustaba verle alegre y cantar era señal cierta de que tenía el alma en forma.



Machín. El bueno de Machín, el que nunca renegó de sus orígenes, aunque fuese nieto de esclavos. Eso le hacía un poco más grande, que no más guapo. “Bello, lo que se dice un mulato bello, no lo era ni un poquitico” confesó en cierta ocasión mi suegra, una cubana de las de antes. O sea, espontánea y señorial al mismo tiempo, capaz de volver loco a cualquier gallego… cosa que hizo.

Al opinar así de Machín violó una de las leyes intocables de sus monjas de Vista Alegre: “No hable usted nunca de hombres. Es impropio de señoritas”. Igualito que en España, vamos. A veces, sin embargo, ella se ponía el mundo por montera y decía lo que se sentía. Ahí se retrató Ana María: le gustaba el moreno, pero sólo cuando cantaba.

Los boleros de Machín eran, en definitiva, un hombro en el que llorar, una manera sencilla de decir lo más íntimo. Por ejemplo, “perdóname” o “te quiero”, que se diga como se diga siempre suena ingenuo. Así que, si usted quiere quemar sus naves sin hacer el ridículo, eche mano del negro de las maracas y plántele a su esposa un bolero como Dios manda. Por ejemplo, Toda una vida. Bien agarraditos los dos, que es un modo sublime de demostrar amor.

Entre tanto yo, con su permiso, pa’ Baracoa me voy, aunque no haya carretera.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Agur Inaxio

Han matado a Ignacio Uría. De dos tiros a bocajarro. Iba a comer al asador de siempre en Loyola, de donde procedemos todos los Uría (que en euskera quiere decir "la villa"). Desde pequeño, eso ha sido para mi un motivo de orgullo pueril "Nosotros somos paisanos de San Ignacio", digo a veces entre risas.

Mucha gente piensa que Uría es un apellido asturiano. Quizá lo sea ya, pero por trasplantado. En Oviedo y en Gijón hay dos calles bulliciosas y comerciales que llevan nuestro apellido. Pero todo comenzó en Casa Irizar, que está a un paso de la casa-torre de Loiola, tan querida por mí y donde se levanta -de piedra y lluvia- el santuario barroco del santo jesuita.

Hoy la sangre ha inundado Azpeitia, donde Inaxio Uría fue abatido por dos sicarios de ETA. En la pequeña terraza del Kiruri Jatetxea estuve sentado, frente al río Urola, dando de merendar a mi hija mayor hace no tanto tiempo. Para más sarcasmo, el asesinato ha sido en la plaza Íñigo de Loyola y mientras en Navarra celebramos al otro gran santo de la Compañia de Jesús, San Francisco Javier.

Dicen los que le conocieron que Inaxio Uría era un tipo simpático, aunque reservado, trabajador a machamartillo -lana eta lana- y de costumbres fijas. Le llamaban Gorria (Rojo, por el color de su cara redonda, como la de muchos que llevamos ese apellido), jugaba al mus –seguro que a cuatro reyes–, era buen pagador y valiente. Por eso llevaba dos décadas resistiéndose a la extorsión etarra.

En todas esas cosas me reconozco. También en el nombre: Ignacio Uría. Es el mío. Por eso verlo escrito en los titulares y oírlo en la radio ha sido tan extraño que mi hijo Ramón me preguntó, con el surrealismo de sus seis años seis, si me habían matado a mí. Después recibí varias llamadas y en todas detecté lo mismo: miedo. El miedo que da ver cómo la muerte roza a alguien que conoces. Algunos no se atrevían a preguntar mucho por si acaso Uría era pariente, otros me animaban a no complicarme la vida escribiendo sobre estas cosas.

Ahora estamos en la misma letanía inútil posterior a todos los atentados. Se habla de "la unidad de los demócratas" o de "la fortaleza del Estado de Derecho", habrá minutos de silencio y banderas a media asta. Eso hasta que, ojalá me equivoque, tengamos otro muerto en las calles, ya sea un guardia civil, un obrero o un concejal inocente de un pueblo pequeño y desconocido. Poco importa.

Lo que yo espero es la cadena perpetua por delitos de terrorismo y la disolución de los ayuntamientos que, como Azpeitia, está gobernados por ANV (por cierto, Azpeitia fue fundada por Fernando IV de Castilla en el siglo XIV, que le dio título de "Villa Mayor". Hoy los 17 concejales del consistorio pertenecen a partidos nacionalistas). En muchos de ellos son los nacionalistas democráticos los que, al no ponerse de acuerdo entre ellos, toleran esta sinrazón. Si se lo echas en cara o callan o culpan a otro.


Nada de esto te afecta ya, Inaxio. Ahora estarás gozando con Dios en el Cielo, agarrado con las dos manos a esa promesa evangélica y consoladora que bendice a los perseguidos por causa de la justicia. Descansa en paz, Ignacio Uría, y cuenta con mis oraciones porque son lo único que puedo ofrecerte. Agur Inaxio. Agur.

Publicado en Diario de Burgos el 5 de diciembre de 2008

martes, 2 de diciembre de 2008

Crónicas perplejas (y 5)

El Ayuntamiento de Burlada (Navarra) ha organizado para los jóvenes del pueblo un taller titulado Bricolaje sexual, más allá de lo digital. Aparte de la rima de parvulario, el curso tiene tres sesiones, aunque no se prevén clases prácticas en el horario lectivo.

El temario es el siguiente: 1.
Las manualidades como forma contemporánea y contundente de expresión y de creación;2. Las nuevas tecnologías y el acercamiento sin miedo al mundo electrónico;3. La sexualidad femenina, el secreto mejor guardado de la mujer vestida.

El proyecto, añade el folleto, consiste en la realización de talleres para la creación de juguetes sexuales personalizados y nuevas técnicas de exploración sexual -aunque no aclara en qué consiste esto último-. El curso está subvencionado por el ilustrísimo ayuntamiento, que estudia realizar una segunda edición si se cubren las plazas (aclaro: "cubrir" en el sentido de "ocupar", no de "fecundar").

También en Navarra, en este caso en Yesa, se ha denunciado hace unos días el ataque al Via Crucis que bordea el camino hacia el Santuario de San Francisco Javier. Resultado: tres cruces rotas y otras cuatro parcialmente afectadas. Es la tercera vez que ocurre en los últimos tres años, si bien las cruces llevan medio siglo en ese camino. Como para esto no hay dinero público, el Arzobispado de Pamplona ha abierto una suscripción popular (donaciones en la cuenta 2054/0000/40/9135099039) y reunir así los 6.000 € que se necesitan para arreglar el via crucis.

Más de Navarra, tierra proclive a dejar perplejo al prójimo, los colegios religiosos y de iniciativa social de la Comunidad Foral se han visto obligados a publicar un Manifiesto por la Libertad de Elección de Centro
para defender lo obvio: que las familias puedan elegir aquellos proyectos educativos que coincidan con sus propias convicciones (art. 27 de la Constitución Española).

Entre los firmantes del manifiesto está un amplio grupo de personalidades navarras de todos los ámbitos sociales (para ver la lista pincha aquí), aunque cualquiera puede adherirse en www.elecciondecentroennavarra.com

El problema nace de la propuesta de Izquierda Unida (comunistas), de retirar los fondos públicos a dos colegios de ideario católico por defender la educación diferenciada (Single Sex Education). La proposición, que ha sido admitida por el Parlamento foral a trámite, está respaldada por el Partido Socialista y los nacionalistas vascos de Navarra.


Mientras tanto, en Palma de Mallorca un cura se niega a celebrar una boda en castellano con coro rociero. El religioso, perteneciente a los Sagrados Corazones, consideró el coro andaluz "impropio" de la cultura mallorquina y pensó que "ofendería" a la Virgen. La novia, que no habla mallorquín, aseguró a la prensa "Yo sólo quería entender mi boda", algo que el novio -que además es electricista del monasterio desde hace un quinquenio- le pareció de elemental sentido común.

Eso sí,
el mismo recinto ha acogido en los últimos años varios encuentros de formaciones nacionalistas vascas, catalanas y gallegas. En 2004, por ejemplo, un integrante de la ilegalizada Batasuna, Iñaki Gil de San Vicente, pronunció allí una conferencia en la que argumentó que los atentados del 11-M en Madrid eran la rebelión del pueblo musulmán contra la ocupación española de los últimos siglos. No hay noticias de que estas invitaciones hayan ofendido al párroco, anque seguro que la Virgen tendría algo que decir.