lunes, 29 de septiembre de 2008

Desde un tren expreso

De aquellos interminables viajes en tren añoro con fuerza la plenitud que nos daba tener la vida por delante, el íntimo entusiasmo de unos años en los que el mundo se quedaba pequeño, aunque sólo lo conociéramos por el cine o la literatura. Eso tenía la ventaja de que paseabas por Londres con Chesterton como guía, o desaparecías entre los cerezos en flor de Kurosawa para reaparecer –sin saber cómo– en el San Petersburgo de Dovstoieski. Todo eso mientras una buena mujer se subía en la estación de León para gritar con su mejor voz “¡Mantecadas de Astorga! ¡Mantecaaaaaadas de Astoooooorga!”. Entonces uno dejaba de lado sus ensoñaciones y compraba las mantecadas sin rubor. Primum vivere, deinde philosophare.

Ahora que ese mismo delirio –espero– arraiga en otros y tengo –ojalá– tanto vivido como por vivir, saboreo con nostalgia aquellos tiempos de arrebato universitario, los días sublimes en los que una nieve lenta o una tormenta súbita nos bastaban (y sobraban) para ser felices. Momentos en los que el fuego repentino de un relámpago nos removía de los asientos gastados de aquel expreso Gijón-Barcelona, tan austero que no tenía cafetería.

Todo eso lo reviví la semana pasada. Era domingo y los vagones iban repletos de estudiantes que retornaban a sus libros y horarios. Entre ellos me reconocí con dos décadas menos y corroboré que hay pocas cosas que merezcan más la pena que viajar en tren. Adonde sea, el destino importa poco si se conserva la mirada entusiasta del que tiene todo por descubrir. Así era entonces –en la otra vida–, cuando nos adormilábamos con el rumor de las traviesas, murmullo que acunaba con su voz de madera, arrebujados bajo el abrigo con la única compañía de las nubes y su trajín. O por el quehacer de una mañana hacendosa que se alzaba detrás de los picos cantábricos. O por una lluvia eterna –siempre la lluvia y siempre eterna– que empapaba el Pajares, la última frontera del mundo conocido.


Aquellos viajes en tren demostraban la niñería de nuestros miedos. Pequeños como un grano de mostaza evangélica, pero capaces de convertirse en un árbol tan grande que los temores anidaran en él. Sin embargo, aquellas ansiedades (un examen de Derecho Político sin estudiar, los problemas de Estructuras a medio hacer) se evaporaban como el agua en el desierto al compararlas, por ejemplo, con el milagro de una mancha de sol que allá, muy lejos, doraba un hórreo viejo y pródigo. O al ver de nuevo a aquella paisana sarmentosa que saludaba al tren desde el apeadero de Puente Los Fierros, siempre de luto riguroso, pañuelo en la cabeza y cachava en las manos.

Aquella aldeana (¿seguirá aún allí?) esperaba nuestro paso escoltada por un par de vacas que miraban al tren con cara de notario, que es la cara que ponen las vacas ante el realismo mágico de la RENFE. Porque ¿acaso no era mágico que el tren de los gallegos –al que esperábamos en León para que se enganchara– llegase a su hora? ¿O comprobar que esa idealizada compañera de clase que se subía en Burgos tenía billete para el asiento contiguo? ¿No era milagroso, en fin, encontrar taxis en la estación de Pamplona? Su inesperada presencia era una prueba irrefutable de la existencia divina, quizá la sexta vía que no formuló Santo Tomás de Aquino, patrón universitario cada 28 de enero.

Otro filósofo inmortal, Ñico Saquito –guarachero cubano de altura, el autor de “María Cristina me quiere gobernar”–, tenía razón cuando cantaba “La vida es un tren expreso/ que recorre leguas miles/ El tiempo son los raíles/ y el tren no tiene regreso”. No lo tiene. No. Pero en el viaje respiramos a la vez la luz y la ceniza y entre ambas brilla por un segundo el resplandor frágil de la vida. Por eso me gusta, antes de que el rayo cese para siempre, detenerme de cuando en cuando y darle gracias a Dios. Por todo. Por nada. Más bien por todo, que son mis hijos y el don de su infancia. Y por ella, que a pesar de saberme mejor que yo mismo, me espera cada día sin reproches.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Crónicas perplejas (y 4)


Dedicado a Felipe Velayos, mago informático


La compañía de servicios informáticos Robert Half Technology ha recopilado algunas de las solicitudes más divertidas que han recibido los departamentos informáticos de sus clientes. Ha sido en una encuesta realizada a casi 1.500 responsables de sistemas en empresas de EEUU de 100 o más empleados.

Entre las preguntas más absurdas está, por ejemplo, "¿Puede construirme un robot?" o "¿Es posible que vengan a instalar en mi ordenador los altavoces de mi coche?" Entre las más surrealistas está la siguiente: "¿Pueden reordenarme el teclado alfabéticamente?"

Las peticiones oscilan entre lo realmente chocante y lo inesperado, pero casi todas son graciosas, al menos para quien no tiene que lidiar con ellas todos los días. Una de las historias más divertidas es la de una secretaria que confundió la bandeja del CD con un posavasos donde dejar su taza de café. Lo malo es que no sabía qué debía hacer para que volviera a salir ese práctico soporte.

Pero esta no es la única ni la más tonta, según las resultados de la encuestra que muestra las siguientes preguntas:

"Tengo un ratón inalámbrico y no encuentro el cable para conectarlo al portátil";"¿Podrías reiniciarme Internet?"; "Mi ordenador me dice que presione 'cualquier tecla' para continuar. ¿Dónde está 'cualquier' tecla?"; "Un ratón se ha comido los cables de mi computadora ¿qué hago?"

La encuesta también recopila solicitudes que poco tienen que ver con la tecnología y que hasta podrían ser motivo de un expediente. "¿Podría bloquear la entrada de correos electrónicos de mi jefe?", "¿Puede pedir un joystick para los videojuegos?" o "Me gustaría dejar de recibir emails los viernes".

Incluso hubo alguien que preguntó dónde podría conseguir una aplicación que le permitiera detectar extraterrestres, mientras que otro -más paternal- quería saber la predicción meteorológica para dentro de un año (se casaba su hija).

Como diría Summers, "Hay gente pa' tó!"

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Hermione, la millonaria universitaria


La actriz Emma Watson -la pelirroja Hermione en la saga de Harry Potter- acaba de cumplir 18 años. Y su primera decisión como adulta oficial es para quitarse el sombrero: Hermione deja el cine. Al menos temporalmente.

No lo hace para ingresar en un centro de desintoxicación etílica, no lo hace porque las drogas le obliguen, ni siquiera lo ha decidido por falta de trabajo (tiene ofertas para rodar películas en los próximos dos años y su cuenta corriente parece que alcanza los 30 millones de euros). La razón es más sencilla: Hermione quiere estudiar una carrera universitaria. Ahí queda eso.

Probablemente se decante por Cambridge
-que cumple 8 siglos en 2009-, aunque un par de universidades estadounidenses le han abierto sus puertas. Lo que tiene claro es que estudiará Filosofía o Filología inglesa.

En sus declaraciones a The Daily Telegraph dice "A partir de 2009 cualquier proyecto profesional pasa a un segundo plano. Quiero formarme, tener estudios y darme un respiro en este mundo de apariencias".

Perplejo me dejas, Hermione. Va a resultar que eras maga de verdad.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Viejo lobo de mar

Josandro Regojo no es viejo (aún), ni es un lobo, aunque la mar sí es uno de sus amores conocidos. El otro es Cristina, coruñesa y esposa –por este orden–, que le sigue como puede desde hace dos décadas.

Josandro es un gallego de tomo y lomo que nació en Redondela, villa marinera y camisera del interior de la ría de Vigo. Su asilvestrada infancia la pasó en el colegio Montecastelo, del que huyó con alegría al ICADE de Madrid. Así que tiene una cabeza católica –aunque le guste negarlo entre risas- y un corazón generoso. Eso lo sabe bien cualquiera sus amigos y su amplísima familia, que cada mes de agosto se sube a su barco, el Petán, para participar en la imprescindible regata de las Rías Baixas.

Esa competición es para Josandro un momento especial, ya que consigue reunir a algunos de sus hermanos y primos, regados por medio mundo y que cumplen al pie de la letra ese dicho de que "los gallegos se van para gozar en el volver". Así que es fácil reconocerlos en su barco blanco y azul y más blanco, con la popa afilada para levantar olas cuando navega con viento cortante, (y portante, según me ilustra José Luis de Cea) de los que entran desde atrás y soplan en la nuca.

El Petán es viejo y de madera y fue diseñado en 1925 por William Fife (un escocés que llegó a construir yates para la Copa América). Lo hizo para una mujer de bandera, Pilar Careaga, que fue la primera española en terminar Ingeniería y, años más tarde, alcaldesa de Bilbao –también la primera–. En 1991 el barco pasó a manos de Regojo, que se lo cambio a unos santanderinos por otro más moderno. “Fue un capricho de juventud en el que perdí dinero y gané un sueño”, dice.

Entre los signos distintivos de Josandro están la barba entrecana y el color azul. Siempre viste de azul –marino, claro–. También son celebradas sus parrilladas y un agudo sentido del humor, amén de ideas disparatadas y divertidas, como querer vivir en las Islas Cíes cual Robinson Crusoe. A esa empresa dedicó varias cenas en las que explicaba, con habilidad fenicia, las ventajas de residir en una isla. Por cierto, se me ha olvidado decir que, en otra vida, Josandro Regojo fue consultor y viajó por medio mundo hasta que, harto de aviones y ausencias, echó el ancla en su mar de siempre, el Atlántico, y tuvo tres hijos que, dicen, navegan mejor que él.

Este verano el Petán, además de ganar la etapa de la Puebla de Caramiñal en el Rías Baixas, ha sido uno de los protagonistas de la regata Marin Yatch Classic, que se celebró en Bueu. Participaron una docena de embarcaciones de época, veleros clásicos que navegaron sin prisa por la ría de Pontevedra. El Petán (cuyo nombre coincide con el del pazo familiar, ahora en reconstrucción) quedó segundo de su categoría y, además, destacó por ser el balandro de recorrido más vistoso.

“No sé cómo ha ocurrido”, dijo Josandro con su ocurrente sorna. “Son cousiñas de la edad. De tanto verte por aquí, terminan por darte un premio y la parentela te felicita, mientras los amigos exigen que les invites a cenar para celebrarlo y algún plumilla sin muchas ideas te saca en los papeles”.

Entonces, más zorro que lobo, guiña un ojo y añade pícaro “No lo digo por nadie en concreto”. Menos mal, así me quedo más tranquilo.


Publicado en el dominical OSACA el 14 de septiembre de 2008

lunes, 15 de septiembre de 2008

En todo amar y servir


De la basílica de Loyola (en Guipúzcoa, España) a la Universidad de Georgetown (en Washington DC, EE.UU.) hay un océano y tres siglos de diferencia. Sin embargo, si lo miro con ojos de antiguo alumno de los Jesuitas ambos lugares tienen un innegable parecido. Yo, pobre de mí, lo he descubierto casi con cuarenta años, pero en este caso la dicha es buena, así que no importa que llegue tarde.

Fue hace un par de días, paseando por los jardines del
Healy Hall, allá los altos de Georgetown, la primera universidad católica de EEUU. La fundó en 1789 John Carroll, un jesuita de origen irlandés de familia independentista (su primo Charles fue uno de los firmantes de la Declaracion de Independencia de EE.UU. -el único católico- y su hermano Daniel firmó la Constitución americana). Así que John tenía muchas papeletas para ser el primer obispo de Baltimore y "padre del catolicismo estadounidense". En aquella época los Carroll eran como los Keneddy hoy, aunque me pregunto si éstos siguen siendo católicos después de ver al viejo Ted apoyando la política social de Obama.

Lo curioso de John Carroll es que se lanzó a Georgetown justo al año siguiente de que Maryland se uniera a los EE.UU. y -esto es más importante-, cuando la
Compañía de Jesús llevaba siete años disuelta por el Papa (gracias -entre otros- a las malas artes del Conde de Floridablanca, ministro de Carlos III y embajador ante la Santa Sede. Una víbora, dicho sea dicho de paso.)

Años más tarde, Georgetown fue la primera universidad de los EE.UU. en tener un rector mulato -Fr. Healy, que dio nombre al edificio principal, era hijo de una esclava- y hoy (además de ser mundialmente reconocida por su
School of Foreign Affairs, donde estudiaron Bill Clinton o Felipe de Borbón, y el Kennedy Institute of Ethics, cada vez más especializado en Bioética) destaca por su firme voluntad de avanzar en el diálogo interreligioso. Por eso es la primera universidad de América en tener una capellanía permanente para alumnos judíos y otra para los musulmanes. Ambas están pared con pared, que lo he visto yo.

Así que me gusta pensar que a
Íñigo de Loyola (con el que tropecé en el White Gravernor Hall en su versión de estatua peregrina ("Sólo y a pie" que diría Tellechea, DEP)), estaría razonablemente satisfecho de cómo van las cosas. Sobre todo conociendo ese carisma tan ignaciano de estar en la frontera de los saberes y los dolores del hombre. Metiendo la pata, con suficiencia en ocasiones, pero siempre -al menos es mi experiencia- intentando formar"hombres y mujeres para los demás" (Arrupe dixit).

Conseguirlo es ya harina de otro costal. Intentarlo es lo definitivo.

jueves, 11 de septiembre de 2008

7 years later


Es 11 de septiembre y escribo desde EE.UU. Aquí, en la Universidad de Missouri-Columbia, estamos en plena celebración del centenario de su famosa Facultad de Periodismo. Acabo de salir de una conferencia titulada Politics and Religion. God in the White House en la que Steve Waldmam, periodista de Beliefnet.com ha dado una leccion de sentido comun.

Sin embargo, en medio del jolgorio, de los papers, de las mesas redondas y los globos, el dolor por aquella matanza está vivo. Es algo callado, subterráneo, pero perfectamente identificable.

La vida sigue. Las cicatrices quedan.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Cachita está de fiesta

Hoy es 8 de septiembre y la Virgen de la Caridad del Cobre, Cachita para los cubanos, está de fiesta. También la patrona de Asturias, la de Covadonga, celebra día grande, así que no sólo compartimos océano -el Atlántico- asturianos y cubanos, sino que coincidimos en honrar a la Virgen el mismo día.

Esta madrugada el ciclón Ike ha visitado el Oriente cubano (y ha pasado de largo, como no queriendo molestar), que es donde "vive" Cachita . Digo "vive" porque "estar" está en toda la Isla, aunque su casa es el poblado de El Cobre, allá en las lomas orientales, muy cerca de Santiago de Cuba, que es una de las ciudades más bellas del mundo.

Hoy los cubanos están de fiesta, allá donde sueñen, aunque lleven medio siglo de llanto. Pero en ningún lugar la alegría será tanta como en Santuario Nacional del Cobre. Así que pienso que voy de Santiago al Cobre por el Camino Viejo, ese que los españoles llamaban Real, y veo las palmas y huelo el campo y le rezo a la Virgen, a Cachita, mi Cachita, para que todo termine pronto.

Por eso quiero imaginarme la misa mayor que hoy se celebrará allí, con la Caridad engalada y linda como una muchacha de 15 años, maternal y eterna, rodeada de los más pobres -son casi todos-, dispuesta una vez más a escuchar los ruegos de su pueblo.

Yo le diré que no entiendo porque ocurre todo lo que ocurre desde hace 50 años. Protestaré, me quejaré y lloraré por dentro (y por fuera) ante tanta injusticia. Y hecho eso, volveré a pedirle confiado como si nada pasara. Le pediré a Ella y los que están con Ella en el cielo. Mi abuelo Joaquín -el habanero-, Enriquito Canto, y Ana María B. y otros que ahora no recuerdo, con la esperanza metida entre pecho y espalda, la que me enseñó Perucho Meurice una tarde en San Jerónimo 607: "la noche es más negra, Nacho, justo antes de amanecer".

jueves, 4 de septiembre de 2008

Go Sarah Go!

Finalmente, Palin. Gracias a Dios, Sarah Palin. Desde este lejano rincón del Imperio (por ahora llamado España) leo con interés primero (y emoción más tarde) el discurso de la candidata a vicepresidenta de los EE.UU. Y me digo "Qué suerte tenéis, ¡cabrones!".

Me gusta esta mujer. Será que soy tan ultra-mega-hiper-conservador como ella. O será que soy un tipo normal que cree en la familia, ama a su país y no se avergüenza de ser cristiano y occidental (o al revés). Como ella. Para mi desgracia, tengo que soportar a Rajoy, que lo mismo le da un matrimonio gay que la ampliación del aborto que la salida de la Vuelta Ciclista a España (rectifico: esto último le interesa más).

Palin tiene carisma y va de frente (al revés que Obama, que sería un extraordinario profesor de Retórica, pero nadie sabe si algo más). La gobernadora de Alaska parece tener las ideas claras y su oratoria es magnética, así que me provoca una admiración más profunda que el chispeante Mr. Cola-Cola (Do You Know His Secret Recipe?), que intenta plantear esta campaña como un combate en entre "el cambio" (que él dice representar) y "más de lo mismo" (McCain).

A la candidata han intentado socavarla con asuntos varios, sobre todo el embarazo de su hija Bristol, que tiene 17 años. Como bien escribe Pablo Pardo desde la convención republicana de St. Paul "el embarazo de la hija de Palin puede ser una bendición encubierta. Cuando un candidato a la presidencia (como John McCain) no sabe cuántas casas tiene (la respuesta correcta es 7), cree que alguien que gana menos de 3,75 millones de € al año pertenece a la clase media, y tiene una mujer que declara que su medio de transporte favorito es el avión privado, un embarazo adolescente puede darle un toque de normalidad".

Así que ahí tenemos a un tipo de Harvard (Obama) que lleva publicados dos libros de memorias con 47 años y a un militar (McCain) que se ha jugado la vida por su país . Y también a una mujer con experiencia de gobierno (Palin) frente a un senador solidificado (Biden) que, tras atacar a Obama en las Primarias demócratas por inexperto y dúctil, lleva 17 meses diciendo que su momento sería en 2012 porque en 2008 no estaba preparado para gobernar. [Un buen perfil sobre el candidato demócrata a vicepresidente también lo da Pardo en su blog]

Por último, un dato: desde 1960, EEUU no ha elegido a un senador para la Casa Blanca. Siempre a gobernadores. Así que este año se romperá una tradición de casi medio siglo, ya que los dos candidatos proceden del Senado: Sparkling Obama y Old Jack. La diferencia entre ambos según Palin es la siguiente: "Here’s how I look at the choice Americans face in this election. In politics, there are some candidates who use change to promote their careers. And then there are those, like John McCain, who use their careers to promote change."

Es decir, lo que hizo el miércoles por la noche Sarah Palin fue la clásica, arquetípica historia americana: una atrevida muchacha de un pueblito que va a la gran ciudad, choca con los grandes personajes y gana. The Real American Dream.

martes, 2 de septiembre de 2008

P.I.G.S.

Parece que en este inicio de curso los cerdos van a ser protagonistas absolutos. Si ayer me detenía en los que corren como lo que son en las fiestas navarras, hoy los cerdos (PIGS) vienen de Londres. Lo oí esta mañana en Herrera en la onda y lo cuenta con más gracia y detalle Girauta en Libertad Digital.

"En un alarde de diplomacia, el Financial Times normaliza, homologa y bendice el acrónimo pigs ("cerdos", formado por las iniciales en inglés de Portugal, Italia, Grecia y España). Por si los despiertos lectores de la Gran Bretaña no se hubieran dado cuenta, el prestigioso medio les comunica que lo de cerdos "es un apodo peyorativo", para añadir, tras piadosa conjunción adversativa, que "refleja en gran medida la realidad". A partir de ahí, subido al trapecio de la conjunción, se columpia complacido sobre el símil el periodista económico de turno: "Hace ocho años, los cerdos llegaron realmente a volar. Sus economías se dispararon (...) Ahora los cerdos están cayendo de nuevo a tierra". Etcétera.

lunes, 1 de septiembre de 2008

A la carrera


Las fiestas de los pueblos en España son una fuente constante de diversión, por lo general con animales. No me refiero a los nativos (que también son/somos bastante bestias), sino a la participación de cuadrúpedos como centro de la fiesta, ya sean toros -estrellas indiscutibles-, cabras, perros o, como en Arazuri (Navarra), cerdos.

Sí, sí, cerdos, que en Navarra son llamados cariñosamente "cutos". El caso es que ayer festejaban a San Ramón, patrón de la villa, y como todos los veranos organizaron su famosa carrera porcina. Como lo cuento. El plan consiste en poner a los marranos a competir en una carrera de 2 minutos y medio guiados por sus dueños, que suelen ser jóvenes armados con varas de avellano con los que dirigen a los animales.

A la carrera llegan los gorrinos perfectamente identificados y en buen estado de forma. Entre los participantes de este año había de todo: estaba una cerda de buen ver llamada Paris Hilton (a la que se puede reconocer en la foto superior), también un cuto amarillo bautizado como Yao Ming , incluso se rumoreó que iba a correr George Bush II en versión porcina, dispuesto a demostrar que los cerdos de Texas no tienen nada que envidiar a los españoles.

Sin embargo, la carrera no tuvo color. O más bien sí. Color negro. El negro negro de un cerdo rápido como el rayo llamado... ¡Usain Bolt! Como lo cuento. Su propietario confesó tras la llegada del gorrín "Corre mucho, a veces incluso le perdí de vista, sobre todo en la curva del castillo, que fue donde marcó diferencias. El tiempo que ha conseguido es una animalada".

Para enfado de los organizadores, el Bolt de cuatro patas cruzó la meta y no se dignó a saludar a sus rivales, sino que siguió corriendo y casi se sale del pueblo. Un escándalo. Entre ellos estaba Raúl Castro -de tono verde olivo y que fue segundo, siempre segundo, durante gran parte de la prueba-. La plata, sin embargo, fue para Yao Ming y la medalla de bronce se la colgó Paris Hilton, que superó por un rabo a Olimpiadeitor, líder en las apuestas. La gran decepción fue el cerdo Phelps, que hizo una carrera lamentable. "Estaba como un pez fuera del agua", dijo su preparador con cara de pocos amigos.

El origen de esta fiesta se remonta a las antiguas costumbres del pueblo, cuando los paisanos llevaban a los cerdos al río para que bebiesen agua. Actualmente, los cerdos que participan en la carrera se alquilan para la ocasión y se entrenan durante una semana para que aprendan el recorrido y no se pierdan por las calles del pueblo. Bendito verano.