miércoles, 14 de enero de 2009

Fallece Fr. Neuhaus, católico converso

Ayer se celebraron en Nueva York los funerales por Richard J. Neuhaus, fallecido el pasado 8 de enero por complicaciones derivadas del cáncer que sufría.

Su muerte fue anunciada por el escritor George Weigel, que lo definió en Newsweek como "prominente sacerdote y pensador, un honorable soldado cristiano". No le falta razón, ya que era un hombre destacado en la vida política e intelectual de EEUU y hasta la revista Time le incluyó en 2005 entre los 25 cristianos más influyentes de América, una clasificación en la que es bastante inusual encontrar a un católico.

Le conocí en 2005 cuando visitó Madrid con ocasión del VII Congreso Católicos y Vida Pública del San Pablo-CEU. En su conferencia defendió la libertad económica con argumentos teológicos, (y citó varias veces la Centessimus Annus, encíclica de Juan Pablo II en cuya redacción -dijo- influyeron los católicos liberal-conservadores norteamericanos). Al finalizar me lo presentaron, aunque la cosa no pasó de un apretón de manos y una exhortación a participar en la vida pública.

Desde ese momento su figura me interesó. Básicamente porque me llamaba la atención que se presentara como ejemplo de intelectual católico a un hombre de formación protestante y que, por contra, otros teólogos formados en la ortodoxia católica (como Schillebeeckx, Ellacuria, Curran o Berrigan) terminaran siendo ejemplos de heterodoxia. Va a ser verdad que los caminos de Dios son inexcrutables.

Neuhaus, que nació en Canadá, era hijo de un pastor luterano, vocación que él mismo recibió y ejerció en una congregación de Brooklyn, Nueva York. Allí hizo amistad con Martin Luther King , a quien se unió en su defensa de los derechos civiles. En su juventud fue un radical de izquierdas, si bien dos hechos marcaron su evolución personal: la guerra de Vietnam, a la que se opuso ferozmente, y la legalización del aborto en EEUU en 1973. A partir de ahí se acercó a posiciones políticas conservadoras, sobre todo desde su colaboracion con el American Enterprise Institute, una veterana fundación norteamericana que da soporte ideológico al movimiento neoconservador.

Su vida dio un giro cualitativo cuando se hizo católico en 1990.
Esta conversión fue traumática para el luteranismo estadounidense... y también ejemplar, ya que en su retorno a Roma le siguieron otros destacados luteranos. Por ejemplo, Reinhard Huetter (profesor de Duke University), Leonard Klein (editor del Lutheran Forum) o Philip M. Johnson y Paul Abbe (ambos miembros de la influyente Lutheran Society of the Holy Trinity).

Fr. Neuhaus reflexionó en profundidad sobre el papel de la religión en la vida pública, asunto que abordó en su libro The Naked Public Square (1984), que convenció a muchos católicos para dejar de votar a los demócratas y pasarse a las filas de Reagan. Algo más tarde fundó la revista First Things, quizá la más influyente del catolicismo americano en la estela del jesuita John C. Murray. Tal vez debido a su formación protestante, Neuhaus se acopló excesivamente al llamado "dualismo teológico" del P. Murray que, con la mejor de sus intenciones, exacerbó la diferencia entre la fe y la vida diaria, la fe y la economía o la fe y la cultura en un esfuerzo para aliviar la tensión entre el credo cristiano y la vida en una sociedad pluralista.

También el ecumenismo se convirtió en uno de sus principales empeños. En 1994 promovió, junto con Charles Colson, la declaración “Evangelicals and Catholics Together”, la que se adhirieron personalidades como Mary Ann Glendon (profesora de Harvard University y embajadora de EEUU ante la Santa Sede), o el reverendo Pat Robertson. También fundó el Institute Center on Religion and Society de Nueva York, un foro de encuentro entre teólogos protestantes y católicos.

Sin embargo, sus diferencias con el Vaticano acerca de las relaciones exteriores de EEUU le acercaban más a la política que a la fe. Por ejemplo, cuando criticó a Juan Pablo II por su oposición a la invasión estadounidense de Iraq en 2003, ya que Neuhaus opinó que si la intervención era para democratizar el país la Iglesia católica debería haberla apoyado. Quizá en esa discrepancia influyó un patriotismo (que España podría bordear el Tradicionalismo en el sentido que le da el historiador Gonzalo Redondo) y su estrecha amistad con George W. Bush, que lo consideraba uno de los referentes intelectuales del movimiento neocon.

Concluyo con tres de obituarios interesantes. El que le dedica
Michael Novak en el National Catholic Reporter; el de Stephen Miller en The Wall Street Journal y otro más crítico con Neuhaus publicado por Marco Zwick.

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