
Obama ha elegido a Duncan porque es un respetadísimo gestor educativo, liberal de amplia trayectoria (lo que en España sería un "progre") y licenciado en Sociología de Harvard University. Si pasa la reválida y el Senado da su visto bueno, Duncan se convertirá en una pieza clave del nuevo gobierno, por su compromiso con la ley No Child Left Behind (algo así, como "No dejar atrás a ningún niño"), impulsada por George W. Bush a propuesta de una comisión de republicanos y demócratas entre los que destaca Ted Kennedy. Entre sus principales objetivos está la mejora de los índices de rendimiento de los alumnos y las escuelas, así como la efectiva libertad de los padres para elegir centro según sus convicciones.
Obama y Duncan se conocieron en Chicago, ciudad en la que Duncan ha sido director general de la red de escuelas públicas municipales, que son 213, el tercer mayor distrito escolar de EEUU. En sus siete años en este puesto ha adquirido fama de reformador, muy aficionado a "pisar la calle" y visitar los centros, en especial cuando se inauguraban bibliotecas escolares, una de sus grandes apuestas.

En abril del año que acaba de terminar, Duncan participó en un acto de esa escuela y dijo: "Sabemos que no todos los niños aprenden de igual modo... Algunos lo hacen mejor rodeados sólo de compañeros de su mismo sexo. [...] Otros necesitan internados que les permitan centrarse sólo en lo académico y otros más eligen escuelas mixtas. Nosotros creemos en la libertad y por eso facilitamos todos esos tipos de educación y otros que puedan aparecer".
A los políticos españoles -de izquierdas o de centro (no hay "derecha" en España), nacionalistas o constitucionalistas- les vendría fenomenal tomar nota de estas ideas y abandonar de una vez su caverna ideológica. La misma que les impide mirar más allá y abrir escuelas públicas diferenciadas. El éxito sería inmediato.
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