viernes, 17 de octubre de 2008

Más niños, más riqueza

Más niños, más riqueza. No lo dicen los fabricantes de la Wii, reina de las consolas, o los de Chicco, marca infantil por excelencia. Lo dice la Comisión Europea, que no es poco. Antes preocupaba lo que decía la Roma pontificia, pero ahora nos afecta más Bruselas. Por eso alivia descubrir que la UE está preocupada con las predicciones demográficas: en 2030 tendremos 20 millones de trabajadores menos y eso es un problema. A menos población, menos consumo y, encima, menos mano de obra –cualificada o no– para sacar adelante las pensiones y la cobertura por desempleo.

Dice la Comisión que esto pasa porque las madres trabajadoras tienen unas condiciones laborales precarias. Por eso nacen pocos niños y trabajan menos mujeres. Añaden los comisarios que es urgente plantear nuevas medidas para fomentar la natalidad y favorecer que las madres trabajadoras vuelvan a sus trabajos después de los meses de lactancia. Entre otras, aumentar el permiso de maternidad a un mínimo de 18 semanas y ampliar la red de guarderías.

Según los informes comunitarios, si una mujer tiene tiempo suficiente para cuidar a su bebé (y recuperarse del parto) y garantías de que le conservarán su puesto, es probable que siga trabajando después de tener un hijo y que se anime a tener más. Los datos confirman que los países que más protegen a las madres trabajadoras (los escandinavos y Holanda) son los tienen una natalidad más alta y las mujeres –sean o no madres– están más satisfechas con su vida y más comprometidas con sus empresas.

Pero no sólo eso, sino que en los países donde se facilita tener hijos es donde más madres trabajan. Parece que debería ser al contrario (a más hijos, menos mujeres trabajando), pero resulta que si se protege la natalidad y se ayuda a las familias, las mujeres pueden organizarse mejor y retomar su vocación profesional.

La consecuencia inmediata es que la riqueza de Suecia o Finlandia sube por encima de la que tienen los países del sur de Europa. Un estudio de Goldman Sachs sobre el impacto económico de la participación laboral de hombres y mujeres (“Gender Inequality, Growth and Global Ageing”, Global Economics Paper 154) confirma que, si hubiera más mujeres trabajando, se incrementaría el PIB de la eurozona en un 13%, cifra que llegaría al 19% en España. Así que el economista norteamericano Julian Simon, defensor de que sólo el crecimiento de la población garantizaba el progreso tecnológico, tenía razón. A más nacimientos, más consumo, más investigación científica y más riqueza para distribuir.

En resumen, si nacieran más niños, todo iría mejor. Para que eso ocurra son necesarias medidas urgentes que faciliten el nacimiento y crianza de los hijos. Por ejemplo, horarios laborales flexibles, equiparación de las jornadas –es absurdo que los colegios terminen a las 5 de la tarde y que los padres tengan que trabajar hasta las 8– e, incluso, el diseño de trayectorias profesionales que permitan a las mujeres no ser penalizadas por ser madres. ¿Cuánto talento femenino pierden las empresas dejando de lado a las mujeres trabajadoras?

Lo más importante, sin embargo, no lo dice Bruselas y es esto: la familia es el principal entorno educativo (de afectos, de hábitos, de valores) y el lugar donde aprendemos a ser personas. Ese es el principal “trabajo” de los padres y las madres… si tienen tiempo para estar con sus hijos, conquista social que sería buena para las familias, mejor para las empresas y excelente para los Estados. A ver si llega pronto.

Publicado en Diario de Navarra el 6 de octubre de 2008

3 comentarios:

Nico Sangrador dijo...

la primera foto es de esas que aparecen en los marcos cuando los compras, pero Nacho, la segunda tiene tu firma!!!

En cuanto al post, es 100% cierto, pero vamos, que mientras esto pasa inadvertido, los medios se centran en el puto barco holandés...

Cristhian Mestre dijo...

Hay crisis!!!! De niños, vamos.
Y como se decía este verano: "Podemos".

Nacho Uría dijo...

¡Qué raón tienes Nico! Sensible como soy a tus observaciones, ahí tienes el cambio.