miércoles, 28 de septiembre de 2011

Se non è vero...

Un famoso refrán italiano dice ""Se non è vero, è ben trovato". Es decir, si no es verdad, está bien contado. Ese puede ser el resumen de las provocadoras declaraciones de Alessio Rastani, supuesto trader/actor/agitador que ayer revolucionó las redes sociales con sus declaraciones sobre la crisis mundial.


La historia deja, al menos, dos lecturas. Una menor, pero grave: la falta de profesionalidad en los medios de comunicación (ayer fue la BBC; hace unos meses The New York Times; mañana puede ser cualquiera) a la hora de contrastar sus fuentes, supervisar sus informaciones o confirmar a quién entrevista. Es periodismo basura, peor aún que el televisivo (éste al menos sólo aspira a intoxicar).

La otra interpretación se resume en el proverbio italiano: si las declaraciones de Rastani no eran legítimas (en realidad el bueno de Alessio es un pícaro de la estirpe de Guzmán de Alfarache y Lazarillo de Tormes), al menos eran unas declaraciones verosímiles: el sistema está dañado; la clase media occidental está a merced de los mercados; no hay defensa contra la especulación financiera.

Como decía un cura de Barbastro a su parroquia: "Estas crisis mundiales, son crisis de santos". Nihil obstat. Un par de películas recientes (el documental de 2010 ganador del óscar Inside Job y la más comercial Margin Call) nos recuerdan la realidad que vivimos: un mundo injusto donde los depredadores financieros no dudan en arruinar millones de vidas a cambio de enriquecerse. Un sistema de alienación organizado donde la productividad es lo único que importa.



Ambas historias se centran en la génesis y efectos de la crisis en EEUU, que es el país de la codicia. Ahora bien, su modelo económico es el que ha triunfado en el mundo y los nuevos dragones emergentes (los BRICS) quieren repetir menú, ún a costa de perpetuar estructuras de poder y estafar a medio mundo.

La verdadera tragedia es que no tenemos un modelo alternativo. No existe y -me temo- no puede existir. Ni el socialismo bolivariano, ni el capitalismo de Estado chino, ni la socialdemocracia escandinava son modelos válidos. Pero tampoco la actual dictadura salvaje del mercado.

Sólo la recuperación de un humanismo integral y solidario que esté al servicio de la verdad plena del hombre puede establecer un orden social justo.

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