jueves, 8 de septiembre de 2011

Dos mares del mismo océano

 Dedicado a monseñor Pedro Meurice (1932-2011)
El Caribe y el Cantábrico son dos mares del mismo océano. Quizá por eso Cuba y Asturias celebran su día más importante del año cada 8 de septiembre: La Caridad y Covadonga, dos vírgenes diminutas a la que rezan dos pueblos hermanados. En Asturias la fiesta se vive con plena libertad. En Cuba con plena dictadura. 


Pese a todo, bajo un intenso sol, miles de cubanos recibieron en La Habana la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, en su primera peregrinación por la isla en 52 años de gobierno comunista. "Llegó el momento en que nuestra Arquidiócesis recibe a la Virgen de la Caridad. Es un momento de gozo, alegría", porque "nos trae salud y esperanza", dijo el cardenal Jaime Ortega.

La imagen ha recorrido hasta ahora 25.000 kilómetros. Según Ortega, también arzobispo de La Habana, gracias a "los cambios" emprendidos por el régimen de Raúl Castro y el clima de diálogo. Según Ortega: "Esto es parte del ambiente nuevo de cambio que hay en Cuba" y "que esperamos y pedimos a la Virgen de la Caridad que continúen" en 2012 durante las celebraciones del 400 aniversario de la aparición de la talla mariana en Nipe (provincia de Oriente).

En una urna de cristal sobre el techo de un camión y escoltada por motos de la policía que hicieron sonar sus bocinas, la Virgen entró en Madruga, un pueblo de campesinos, provocando la euforia de los fieles que portaban flores y carteles, agitaban banderitas y no dejaban de entonar cánticos.

Las procesiones, vetadas en Cuba en la década de 1960, fueron restablecidas en ocasión de la visita del papa Juan Pablo II en 1998, cuando las difíciles relaciones entre el gobierno comunista de Fidel Castro y la jerarquía católica comenzaron una etapa de acercamiento. Esta peregrinación, que comenzó el 8 de agosto en Santiago de Cuba, 970 km al este de La Habana, concluirá el 30 de diciembre en la capital de Oriente, cuando la imagen regresará al santuario de la virgen en el poblado de El Cobre.

Su único peregrinaje ocurrió en 1951-52, en honor del cincuentenario de la República. Entonces fue despedida por el arzobispo de Santiago de Cuba, Enrique Pérez Serantes, el mismo que intercedió para salvar a Fidel Castro y otros rebeldes del frustrado asalto al cuartel Moncada (1953), primera acción armada de la revolución.
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