miércoles, 3 de noviembre de 2010

Eterno número 2

Acaba de morir Andy Irons, uno de los surfers más grandes de la historia. Tenía 32 años y tres campeonatos del mundo a sus espaldas. Irons era un genio rebelde, un tipo elegante, simpático y juerguista que se bebió la vida a tragos. Y también todo el ron del mundo. Bacardi, of course.

Nacido en Hawaii, Irons tuvo la mala suerte de coincidir con Kelly Slater, el rey del surf (con permiso de Tom Curren, al que pude venerar en Zarautz en aquel maravilloso verano de 1989 donde todos los sueños eran posibles).

Irons pertenece a la estirpe de ganadores que pudieron ser legendarios. Como Chiapucci en tiempos de Indurain (y que ha pasado al Olimpo por su genial frase "Todo lo que he ganado ha sido gracias al sudor de mi frente... Y lo que no, al sudor de la frente de Miguel Indurain") o Massa en Ferrari, siempre a la sombra del campeón, se llame Schumacher, Raikkonen o Alonso.

Irons me gusta porque fue independiente y se permitió el lujo de rechazar patrocinadores que querían obligarle a competir donde ellos dijeran. Él era un espíritu libre, el último, el que simbolizaba todo el romanticismo de un deporte que es un estilo de vida. 

La mejor banda sonora para despedirle es el Kokomo de los Beach Boys, el último número 1 de la mejor banda surfera de todos los tiempos. Descansa en paz, Andy Irons, en ese Kokomo al que muchos soñamos ir.

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