viernes, 25 de marzo de 2011

Cara y cruz de los dragones

Un buen amigo (que ya no sé si lo es tanto) me sugiere que escriba sobre las virtudes y defectos de la inevitable Encontrarás dragones, que se estrena hoy en toda España. 

Vaya por delante que he visto la película dos veces (en un pase para prensa y en la premier del pasado miércoles en el Cine Capitol de Madrid) y que no soy objetivo porque uno de los productores (Nacho Núñez) es buen amigo mío  y porque Joffé es el director de La Misión, una de las dos películas que más me ha marcado. En cualquier caso, ahí va.


DEFECTOS

A) Entre los defectos formales uno es evidente: la pobre caracterización de Manolo Torres anciano (Wes Bentley). Sinceramente, parece una máscara de carnaval. Otros son: 1) plantar una catedral gótica en Madrid; 2) la ikurriña misteriosa que cuelga de un balcón durante la batalla, 3) el personaje judío interpretado por Derek Jacobi (¿qué hacía un judío en Huesca en la década de 1910? ¿por qué reaparece en Madrid?), 4) ciertas escenas de folletín al describir a los milicianos y 5) ver a los anarquistas cantar La Internacional cuando desde 1919 (Tercera Internacional) era el himno de la URSS y, por tanto, se identificaba con los comunistas, tan enemigos suyos como los fascistas. Quizá si entonaran "A las barricadas" sería más creíble. Si mi tío abuelo Juan (CNT) levanta la cabeza, prende fuego al cine.

Otros detalles pueden ser criticados, aunque son más opinables, como el aire mexicano que tiene Barbastro al comienzo de la película, o la ingenuidad del líder anarquista, Oriol, que sabe que tiene un traidor en sus filas y, en vez de buscarlo, se dedica a la Kurylenko (Olga) en alma y, sobre todo, cuerpo. Comprensible es, pero poco creíble.

B) Sobre las cuestiones de fondo, hay alguna que chirría. Por ejemplo, atribuir a los obispos, en general, unos piadosos llamamientos a la paz cuando la famosa Circular Colectiva de 1937 era una exaltación del bando rebelde liderado por Franco.

Sin embargo, lo que más choca es el esquematismo del personaje de Josemaría Escrivá adulto, así como sus maneras suaves, dulzonas incluso, que no cuadran con los testimonios históricos sobre su figura. Por ejemplo, el de Hugo de Azevedo, primer sacerdote numerario portugués y autor de la biografía Uma luz no mundo (1988), que asegura: "Era todo un carácter. Si tenía que corregir lo hacía, sin dilaciones, alzando incluso la voz. Pero  humanamente era muy atractivo por su fuerza, por su madera de líder, que al final era madera de santo".


Por último, dos palabras sobre el guión. En absoluto es un mal guión, pero la insistencia promocional en crear un paralelismo con La Misión (lógico desde el punto de vista comercial), resta  fuerza a la historia escrita por Joffé, que pierde por goleada si se le compara con el que escribió Robert Bolt (ganador de dos oscars por Doctor Zhivago y Un hombre para la eternidad). Entre ambas películas media, en mi opinión, un abismo... abismo no compartido por Roland Joffé, que asegura que Dragones es mejor película. Si el lo dice...

VIRTUDES

Están recogidas con detalle en las decenas de artículos que flotan en la red, en especial los de  ACEPRENSA y las entrevistas de ZENIT. 

Sus virtudes más evidentes son: 1) la visión ecuánime de la Guerra Civil española, que supera el maniqueísmo tradicional de republicanos=buenos y nacionales=malos; 2) la dirección de actores, que está en linea con las mejores películas de Joffé (brilla Charlie Cox en su papel de Josemaría Escrivá como brilla también en Downtown Abbey); 3) la banda sonora, que está muy trabajada y 4) sobre todo, la coherencia interna de la historia pese a ciertas licencias al "realismo mágico" (o quizá "angelical", si es que se puede violar a los ángeles, asunto que está por ver).

Las mejores escenas de la película son la discusión de Pedro Casciaro y Juan Jiménez Vargas con Josemaría Escrivá de árbitro y la deliciosa conversación con el obispo para explicarle qué era el Opus Dei. Ahora bien, el clímax artístico está en dos momentos: la "extremaunción" al moribundo del hospital y la llegada a Andorra de los fugitivos bajo la atenta mirada del francotirador y las dudas de Manolo Torres que, cual Hamlet, no se decide a autorizar el disparo asesino.



EN SÍNTESIS

Joffé nos presenta una buena película, capaz de emocionar y hacer pensar. Una historia que  nos muestra enfrentamientos ideológicos y distintas respuestas ante ellos, que se acerca al cristianismo con respeto, pero sin ocultar las pasiones homicidas de los que -también en nombre de la religión- hicieron una guerra.

Como en los viejos mapas, Joffé nos pide que nos salgamos de los territorios familiares y que nos atrevamos a explorar mares desconocidos donde habitan nuestros dragones: cómo respondemos al odio y al rechazo, o al deseo de venganza y justicia. Dilemas que aumentan en tiempo de guerra, momentos de inflexión en nuestras vidas en los que afrontamos opciones decisivas. Opciones que afectarán a nuestro futuro. 

Me parece que voy a tener que ir a verla por tercera vez.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Una de las mejores críticas que he leído. Creo que tendré que volver a verla.

Isaías dijo...

A mi también me ha gustado mucho el análisis, aunque no lo comparto totalmente. Pero, como siempre Nacho, aporta enjundia...

Anónimo dijo...

Gracias por su objetividad. Entre tanta opinión generada, o se leen disparates anticatólicos o se sufre el corporativismo del Opus. Me replantearé no verla, que es lo que íbamos a hacer.

Mara Esteban dijo...

Buen analisis¡ objetivo y claro. Sobre los judios en Huesca, sé que en esa época quedaban , por suerte, algunos por la zona, otra cosa es que pudiesen ejercer como tales. Sobre como llegó a Madrid, eso ya es otra cosa, supuse que cuando alli se le acabó el trabajo se fue a la capital ;)

Obi Two dijo...

Con pequeños matices, un gran análisis.
Me ha encantado lo de "corporativismo del Opus" del comentario del amigo anónimo...
Jajajajja
Quique V

Anónimo dijo...

Con pequeños matices, gran análisis.
Me ha encantado lo de "corporativismo del Opus" del comentario anónimo. Me parto
Quique V