martes, 13 de abril de 2010

Una vergüenza sin fronteras

El juez Garzón declina, mal que le pese a la izquierda española. Baltasar Garzón, magistrado estrella y ministro de Interior frustrado, se enfrenta a su procesamiento por prevaricación. Yo espero su inhabilitación como se espera al agua de mayo.

En su apoyo han salido los sindicatos, reunidos en un acto lamentable, antidemocrático y revelador en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Bienvenidos por el rector Berzosa y presentados por la actriz Enma Cohen, los ponentes han bramado contra algunos jueces del Tribunal Supremo -a los que acusó de ser "cómplices de torturas-, el imperio de la ley y la tutela judicial efectiva. Todo por defender a un juez "de los suyos", nostálgicos como son del Frente Popular y ansiosos por ganar la Guerra Civil española aunque sea con 70 años de retraso.

Como maestro de ceremonias, Carlos Jiménez Villarejo, superfiscal anticorrupción del PSOE y tío de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez. Hace tiempo que el jurista malagueño ha perdido el norte y su presencia en el aquelarre de la Complutense lo confirma. Más aún al recordar el infausto manifiesto Una memoria sin fronteras en defensa del juez socialista y asegurar que la imputación de Garzón es: "un golpe brutal a la democracia española y la expresión del fascismo español".

No contento con eso, Villarejo se permitió el lujo de llamar "dictadura" a la actual democracia y expedir licencias de buenos (la izquierda) y malos (la derecha). Su pueril cacería contra los jueces del Tribunal Supremo fue una patética y vergonzosa actuación contra la independencia judicial. Para la izquierda española, el uso alternativo del Derecho que hace Garzón es impecable y necesario. Nada importa que su actuación sea constitutiva de delito. Todo es poco para vengarse de la afrenta histórica que fue perder aquella desgraciada guerra. Entre tanto, banderas republicanas asomaron en el aula, sin que nadie rechazara la preconstitucional enseña.

Recordemos que Garzón fue candidato del PSOE a las generales de 1993 como número 2 de Felipe González, presidente que le prometió el oro y el moro (perdón por decir "moro", pero es que el refranero no entiende de sutilezas). Al final nada de nada. El pobre Baltasar decidió entonces desafiar al mundo y emplear sus esfuerzos en causas perdidas: Pinochet, Osama ben Laden, Henry Kissinger y Berlusconi. Volvió a ser juez a pesar de que su imparcialidad estaba claramente en entredicho.

Como máximo defensor de la jurisdicción universal consagró la anarquía judicial y la discordia internacional como las vías más rápidas para destruir el ordenamiento jurídico. Nada importaba. Después vinieron, cual Alonso Quijano, sus delirios antifranquistas y esa extraña afición a estar por encima de la ley. No eran gigantes, Baltasar, eran molinos.

Por todo eso le acusan de manipular la justicia, excederse en sus competencias y pasar por encima de la amnistía de 1977, la misma que exoneró al comunista Carrillo y le permitió sentarse en el Congreso de los Diputados.

Más abajo, la intevención de Jiménez Villarejo. Para leer la crónica impertinente del acto, pincha aquí.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Donde vivo, la manera de repartir justicia los socialistas es identica...

Si el padre parado tiene tres hijos y pide a Caritas, ese no se coloca en el Ayunamiento, en la vida.

Si el padre parado tiene tres hijos y pide en la Casa del Pueblo (PSOE), pasa a formar parte de la plantilla municipal ipsofacto.

La asistencia a la Iglesia puntua negativo. La ayuda de las Hermandades del pueblo, es rechazada sistematicamente.

Son jovenes cachorros los gobernantes de un partido con veintipico años de gobierno municipal. Tienen tres revistas a su servicio y la potente arma de la colocacion municipal.

Los buenos y los malos. Los caudillos concediendo trabajo. O la Posguerra al reves.

Que asco de gente. No querian democracia, querian ser Franco.

Rafael del Barco Carreras dijo...

CARLOS JIMÉNEZ VILLAREJO Y LAS MANIFESTACIONES PRO BALTASAR GARZÓN.


Rafael del Barco Carreras



Acusa a los magistrados del Supremo de CÓMPLICES DE LAS TORTURAS DEL FRANQUISMO. ¡Qué cara más dura! Él, además de cómplice y encubridor, las vivió por fiscal, las encubrió... y de SEIS Y MÁS AÑOS de muerto FRANCO.

La hipocresía y desfachatez al límite. Se me agolpan los insultos cuando le veo en la Tele. Otro sinvergüenza al que le gusta la Prensa y Tele adicta, brillar con y en la Política. Por suerte no triunfó en ella al igual que en su carrera Fiscal, aunque lo intentó o lo intenta.

No se manifestó cuando por los 80 visitaba La Modelo tras las torturas oídas por todos los vecinos que salían al balcón gritando “asesinos... asesinos...”. Lo viví... ¡pregunten a los vecinos!

Lo cuento en “Barcelona, 30 años de corrupción” y www.lagrancorrupcion.com en la serie de escritos sobre La Modelo. Yo le ponía la silla, tapizada en rojo, de los “jueces”, cuando venía por fiscal al locutorio a algún interrogatorio. Nunca vi un juez, un simple oficial del juzgado y teníamos que firmar el “Ante mi... el juez de instrucción”. “Oiga señora yo no puedo contestar esas preguntas si no tengo a mi abogado delante y ante el propio juez...”. “¿No quiere declarar...?, usted sabrá lo que hace”. Me sucedió tal cual en el mismo locutorio. ¡Hacía TRES AÑOS en vigor la CONSTITUCIÓN! Hubiera sido aun peor... mi abogado era Luis Pascual Estevill y el juez Ezequiel Miranda de Díos que vivía tan ricamente en un piso de Juan Piqué Vidal, o sea, pagado por Javier de la Rosa.

Era normal por entonces que del promedio de veinte entradas diarias, varios llegaran “señalados”, siempre por “haberse enfrentado a la policía” en su detención. Los pobres de los casos Escala, Bultó y Viola, mucho más que señalados, TORTURADOS, y a la larga exculpados por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

Me viene a cuento la expresión de Jordi Pujol cuando le acusaron por apadrinar a Luis Pascual Estevill. Más o menos dijo: Y Villarejo y Mena que se callen porque ellos sabían y le dirigían asuntos a su juzgado...

Y sobre aquella Modelo, leer lo publicado por el primer juez de vigilancia penitenciaria de Barcelona, Javier Gómez de Liaño, a la larga otra víctima de los mismos amorales, CASO SOGECABLE.

Es una consecuencia de las leyes de amnistía. No se depuraron responsabilidades, y los elementos franquistas de más baja catadura, disfrazados de demócratas o del PSUC, se pelean por un PODER, el Judicial, que continua “personalista”, de “amiguetes” o “mafias”. ¡Un triste espectáculo! Con una consecuencia positiva... verles las caras, conocer sus nombres y hazañas, pues si un Pueblo olvida su pasado... cae de nuevo en él y sus graves errores, o peor, como en España, sigue en ellos.

Se me revuelven las tripas... es difícil hasta escribir, acudiré a citas de ayer en mi mail y comentarios:

PARA WIKIPEDIA JIMÉNEZ VILLAREJO SÓLO EXISTE DESDE 1986, CUANDO ERA FRANQUISTA LO HAN BORRADO

javierregueira.com dijo...

Nacho, si bien coincido contigo en el fétido tufo de los partisanos sindicalistas del brazo del fiscal jubilado, tu enfoque (aunque personal y por ello lo respeto), también me parece partidista.

Ser el juez que más ha hecho por desmontar las redes de narcotráfico que campaban a sus anchas por las playas de pontevedra hace 20 años, haber cercado a ETA o desmontado los GAL no le hace impune a la justicia. Naturalmente que no. Pero su pasado en el PSOE tampoco le condena.

Dejemos a los jueces que hagan su trabajo si es que creemos todavía por poco que sea en la democracia, o hagamos güija para que vuelva el de Ferrol.

Si ha prevaricado, que le quiten la toga y vuelva a dedicarse a las conferencias. A lo mejor hasta le ves dando una por DC... ;)

No le condenemos los que no conocemos a fondo el caso por el que se le juzga.

Te mando un fuerte abrazo desde el desencuentro ideológico pero admiración sincera, Max Estrella.