miércoles, 3 de diciembre de 2008

Agur Inaxio

Han matado a Ignacio Uría. De dos tiros a bocajarro. Iba a comer al asador de siempre en Loyola, de donde procedemos todos los Uría (que en euskera quiere decir "la villa"). Desde pequeño, eso ha sido para mi un motivo de orgullo pueril "Nosotros somos paisanos de San Ignacio", digo a veces entre risas.

Mucha gente piensa que Uría es un apellido asturiano. Quizá lo sea ya, pero por trasplantado. En Oviedo y en Gijón hay dos calles bulliciosas y comerciales que llevan nuestro apellido. Pero todo comenzó en Casa Irizar, que está a un paso de la casa-torre de Loiola, tan querida por mí y donde se levanta -de piedra y lluvia- el santuario barroco del santo jesuita.

Hoy la sangre ha inundado Azpeitia, donde Inaxio Uría fue abatido por dos sicarios de ETA. En la pequeña terraza del Kiruri Jatetxea estuve sentado, frente al río Urola, dando de merendar a mi hija mayor hace no tanto tiempo. Para más sarcasmo, el asesinato ha sido en la plaza Íñigo de Loyola y mientras en Navarra celebramos al otro gran santo de la Compañia de Jesús, San Francisco Javier.

Dicen los que le conocieron que Inaxio Uría era un tipo simpático, aunque reservado, trabajador a machamartillo -lana eta lana- y de costumbres fijas. Le llamaban Gorria (Rojo, por el color de su cara redonda, como la de muchos que llevamos ese apellido), jugaba al mus –seguro que a cuatro reyes–, era buen pagador y valiente. Por eso llevaba dos décadas resistiéndose a la extorsión etarra.

En todas esas cosas me reconozco. También en el nombre: Ignacio Uría. Es el mío. Por eso verlo escrito en los titulares y oírlo en la radio ha sido tan extraño que mi hijo Ramón me preguntó, con el surrealismo de sus seis años seis, si me habían matado a mí. Después recibí varias llamadas y en todas detecté lo mismo: miedo. El miedo que da ver cómo la muerte roza a alguien que conoces. Algunos no se atrevían a preguntar mucho por si acaso Uría era pariente, otros me animaban a no complicarme la vida escribiendo sobre estas cosas.

Ahora estamos en la misma letanía inútil posterior a todos los atentados. Se habla de "la unidad de los demócratas" o de "la fortaleza del Estado de Derecho", habrá minutos de silencio y banderas a media asta. Eso hasta que, ojalá me equivoque, tengamos otro muerto en las calles, ya sea un guardia civil, un obrero o un concejal inocente de un pueblo pequeño y desconocido. Poco importa.

Lo que yo espero es la cadena perpetua por delitos de terrorismo y la disolución de los ayuntamientos que, como Azpeitia, está gobernados por ANV (por cierto, Azpeitia fue fundada por Fernando IV de Castilla en el siglo XIV, que le dio título de "Villa Mayor". Hoy los 17 concejales del consistorio pertenecen a partidos nacionalistas). En muchos de ellos son los nacionalistas democráticos los que, al no ponerse de acuerdo entre ellos, toleran esta sinrazón. Si se lo echas en cara o callan o culpan a otro.


Nada de esto te afecta ya, Inaxio. Ahora estarás gozando con Dios en el Cielo, agarrado con las dos manos a esa promesa evangélica y consoladora que bendice a los perseguidos por causa de la justicia. Descansa en paz, Ignacio Uría, y cuenta con mis oraciones porque son lo único que puedo ofrecerte. Agur Inaxio. Agur.

Publicado en Diario de Burgos el 5 de diciembre de 2008

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ante estos cabrones, NI UN PASO ATRÁS, NI PARA COGER CARRERILLA. Abrazos a Helena y la cuadrilla. IñigoM.

jlcea dijo...

Buuffff. Me he emocionado al leerlo.
Igual es porque impacta ver tu nombre, o porque lo sentimos muy cerca tras el regalo que nos dejaron a nosotros hace unas semanas, o porque rezo por los familiares que deja atrás y se van a tener que enfrentar a diario con miradas en la panadería, el bar o en la plaza.
Pero yo creo que me ha emocionado tu valentía. Decir bien alto y claro lo que piensas y son verdades como puños. Ya basta de silencios (como los que tenía que sufrir Inaxio en su partida de cartas) y de mirar para otro lado. Llevamos 40 años callando (este tema no se toca, es lo primero que aprendí al llegar al Norte) y no mejoramos. No hay que dejar pasar ni una. Pero creo que la responsabilidad la deben llevar los nacionalistas. Me consta que la gran mayoría están en contra de la violencia: PUES QUE LO DEMUESTREN. Que dejen de callar y castiguen a sus hijos cuando con 16 años salgan a quemar un contenedor o cuando hagan un comentario jocoso tras un atentado. Nada de relegarlo en la policía, ya que entonces se alimenta el odio y el enfrentamiento. debe ser desde dentro. En el Norte de Marruecos, cuando buscaban su independencia, los gobiernos franceses y españoles cedieron la responsabilidad del control de los "chicos de la gasolina" a los propios marroquíes. Mano de santo.
Hasta que el nacionalismo moderado no reaccione y abandone su aletargamiento, no hay nada que hacer. Y lo peor es que ellos tampoco conseguirán nada, se seguirá alentando el enfrentamiento, desanimando el turismo y la inversión económica, continuará la sangría de empresarios que abandonan su tierra cerrando empresas y creciendo el paro... Vamos, el paraíso para un descerebrado radical.
SEÑORES DEL PNV, EA, ARALAR Y TODOS LOS QUE SE AUTODENOMINAN NACIONALISMO MODERADO: ¡¡¡REACCIONEN!!!
Que tienen que venir valientes como Nacho a sacarles las castañas del fuego.

Nacho Uría dijo...

Amén, joseluisdecea. Amén

Anónimo dijo...

Mi querido Nacho...
Nos unimos a vuestro dolor con esta noticia tan tragica que nos ha cogido de sorpresa.
Para los Uria en Espana, enviamos
nuestras oraciones y nuestro mas sentido pesame.
Que Dios haga justicia... en este
estupido asesinato.

Con un fuerte abrazo,

Sara Capella' Portuondo
Desde Westchester, Florida USA