Francia prepara ya el proyecto de ley por el que se prohibirá que cualquier persona circule por la calle con el rostro completamente tapado. Como es de suponer, esta medida no se debe al abuso de máscaras en Carnaval (ignoro si los gabachos se disfrazan en febrero) o a los pasamontañas/verdugos de la gendarmeri en la lucha antiterrorista.
El objetivo es evitar el uso del burqa (túnica afghana que cubre completamente el cuerpo) en la vía pública francesa. Oh la la lá. La medida se justifica en razones de orden público, ya que la mayoritaria UMP (derecha, partido gobernante) está decidida a evitar que las musulmanas anden por ahí embozadas, que era como se decía antes.
Antes, por ejemplo, en Madrid, siglo XVIII, momento en el que otro ilustrado tipo Sarkozy, pero italiano, quiso prohibir la capa española y el sombrero chambergo (Mª Dolores Pradera lo llamaría "de ala ancha") por su deseo de regular la vestimenta en las calles. El ideólogo pasó a la Historia al dar nombre a un motín, el de Esquilache, que casi tumba al entonces rey Carlos III .
Pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión, como decía Bastián Baltasar Bux. La de ahora es francesa y apunta al burqa... y me parece una medida acertadísima porque una cosa es el chador y otra muy diferente el burqa.
La prohibición del primero en los liceos es excesiva y ataca a la libertad religiosa, pero el burqa sobrepasa todos los límites del orden público y tortura a la mujer que lo lleva. Su peso es notable y la rejilla por la que pueden ver recorta la visión lateral y afecta, dicen las que lo han llevado, al equilibrio.
Lo que a principios del siglo XX fue impuesto sólo a sus concubinas por el rey de Afghanistán para evitar que su (supuesta) belleza tentara a otros hombres, es ahora una prenda vergonzosa. La vestimenta que distinguía a la clase alta afghana (que de este modo se "aislaba" del pueblo llano, evitando así su mirada) y que se generalizó en los años 50 como signo de estatus social, es hoy una ofensa a las libertades individuales. En Kabul, en París o en Rodrigatos de la Obispalía (provincia de León).
No más burqa.
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