El cambio ha vencido en Chile y la coalición gobernante durante 20 años, la Concertación, dejará paso a Sebastián Piñera, el nuevo presidente.
Piñera ha logrado pasar del 44% de la primera vuelta al casi 52% de esta segunda. Eduardo Frei, ha incrementado su escuálido 29% hasta un dignísimo 48% beneficiado por la postrera ayuda de Marco Enríquez-Ominami, el candidato de izquierda alternativa que no pasó a esta segunda vuelta, que declaró que votaría por Frei. Con este gesto ME-O se ha quitado el disfraz de cordero y presenta sus credenciales para ser el verdadero jefe de la oposición parlamentaria por delante de un Frei agotado políticamente.
Es decir, los número no salieron para Frei, ya que él contaba con sumar un 23-24 % a lo obtenido en la primera vuelta (el 6% de los comunistas -que le habían dado su apoyo- más un 17 ó 18 % del partido de Enríquez-Ominami). Al final, ha sido Piñera el que ha convencido a casi un 8% de los votantes de izquierda, que se han pasado a sus filas.
La tragedia de la derrotada Concertación es que el 80% de los chilenos valora positivamente a su presidenta, Bachelet, pero no llega al 50% el que está dispuesto a votar al partido de la presidenta. Además, las juventudes de la Democracia-Cristiana, a la que pertenece Frei, ya están pidiendo dimisiones y que nuevos líderes se hagan con la dirección del partido.
En 10 de las 15 regiones que tiene Chile venció la Coalición por el Cambio de Piñera, así como en las tres ciudades más pobladas del país. En la capital, Santiago, (donde encontró en el alcalde uno de sus mejores aliados), en Concepción y también en Valparaíso. Bien es verdad que en las tres ciudades con resultados ajustados, pero que al final fueron suficientes. Sin embargo, en el tercio sur del país Piñera ha obtenido diferencias a su favor de hasta el 17% .
A partir de hoy mismo el nuevo presidente tendrá que lidiar con los egos de su coalición, en la que aún perviven muchos elementos del viejo pinochetismo y su tendencia a saldar cuentas pendientes. Sin embargo, como dijo el que fuera presidente italiano Sandro Pertini: "El poder desgasta.... sobre todo al que no lo tiene". Por tanto, sus principales problemas serán de gobierno: interno, sobre todo la mejora de los servicios públicos, garantizar el respeto a la libertad de educación -cuestionada con la izquierdista Concertación- y atajar la corrupción instalada en las empresas públicas.
En sus relaciones exteriores tendrá gestionar sus siempre delicadas relaciones vecinales, especialmente con Perú por el escándalo del espionaje mutuo y el contencioso que mantienen sobre los límites marinos, pendiente de resolución en la Corte Internacional de La Haya. Con los EEUU -asunto siempre capital en las agendas políticas iberoamericanas- no se prevén sobresaltos, ya que la política de Bachelet de entendimiento con Washington será continuada por Piñera.
Con esta victoria los partidos de centroderecha recuperan terreno en Hispanoamérica, ya que Chile se sumará al grupo naciones que se alejan del Socialismo del Siglo XXI en el que están instaladas Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Frente a ese grupo se encuentran México, Colombia, Honduras, Perú (con los matices que siempre aporta su presidente, Alán García), Panamá y Costa Rica. La llegada de Chilea ese conjunto reforzara el equilibrio geopolítico en la zona, siermpre inestable gracia al venezolano Hugo Chávez y su petrodólares.
El proceso electoral ha sido ejemplar, equiparable al de cualquier nación europea. Así que Chile ha confirmado que está muy por delante del resto de países del hemisferio sur y que su democracia está consolidada. Llama la atención cómo en estas dos décadas Argentina se ha disuelto en el caos y cómo Chile -pese a sus problemas de corrupción- ha despegado definitivamente.
En su primer discurso, modélico, Piñera ha pedido la unidad de todo el arco político para sacar a Chile de su estancamiento en la creación de empleo, a la vez que ha prometido mantener los logros sociales de los últimos veinte años. Para finalizar, una invocación a Dios y los mejores deseos para el equipo nacional de fútbol de Chile, que irá al Mundial de Sudáfrica (y con el que se medirá España), así como una felicitación a Chaleco López, motorista chileno que ha obtenido el tercer puesto en el Dakar 2010.
Es lo que tiene Piñera: vive en el mundo real.
Piñera ha logrado pasar del 44% de la primera vuelta al casi 52% de esta segunda. Eduardo Frei, ha incrementado su escuálido 29% hasta un dignísimo 48% beneficiado por la postrera ayuda de Marco Enríquez-Ominami, el candidato de izquierda alternativa que no pasó a esta segunda vuelta, que declaró que votaría por Frei. Con este gesto ME-O se ha quitado el disfraz de cordero y presenta sus credenciales para ser el verdadero jefe de la oposición parlamentaria por delante de un Frei agotado políticamente.
Es decir, los número no salieron para Frei, ya que él contaba con sumar un 23-24 % a lo obtenido en la primera vuelta (el 6% de los comunistas -que le habían dado su apoyo- más un 17 ó 18 % del partido de Enríquez-Ominami). Al final, ha sido Piñera el que ha convencido a casi un 8% de los votantes de izquierda, que se han pasado a sus filas.
La tragedia de la derrotada Concertación es que el 80% de los chilenos valora positivamente a su presidenta, Bachelet, pero no llega al 50% el que está dispuesto a votar al partido de la presidenta. Además, las juventudes de la Democracia-Cristiana, a la que pertenece Frei, ya están pidiendo dimisiones y que nuevos líderes se hagan con la dirección del partido.
En 10 de las 15 regiones que tiene Chile venció la Coalición por el Cambio de Piñera, así como en las tres ciudades más pobladas del país. En la capital, Santiago, (donde encontró en el alcalde uno de sus mejores aliados), en Concepción y también en Valparaíso. Bien es verdad que en las tres ciudades con resultados ajustados, pero que al final fueron suficientes. Sin embargo, en el tercio sur del país Piñera ha obtenido diferencias a su favor de hasta el 17% .
A partir de hoy mismo el nuevo presidente tendrá que lidiar con los egos de su coalición, en la que aún perviven muchos elementos del viejo pinochetismo y su tendencia a saldar cuentas pendientes. Sin embargo, como dijo el que fuera presidente italiano Sandro Pertini: "El poder desgasta.... sobre todo al que no lo tiene". Por tanto, sus principales problemas serán de gobierno: interno, sobre todo la mejora de los servicios públicos, garantizar el respeto a la libertad de educación -cuestionada con la izquierdista Concertación- y atajar la corrupción instalada en las empresas públicas.
En sus relaciones exteriores tendrá gestionar sus siempre delicadas relaciones vecinales, especialmente con Perú por el escándalo del espionaje mutuo y el contencioso que mantienen sobre los límites marinos, pendiente de resolución en la Corte Internacional de La Haya. Con los EEUU -asunto siempre capital en las agendas políticas iberoamericanas- no se prevén sobresaltos, ya que la política de Bachelet de entendimiento con Washington será continuada por Piñera.
Con esta victoria los partidos de centroderecha recuperan terreno en Hispanoamérica, ya que Chile se sumará al grupo naciones que se alejan del Socialismo del Siglo XXI en el que están instaladas Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Frente a ese grupo se encuentran México, Colombia, Honduras, Perú (con los matices que siempre aporta su presidente, Alán García), Panamá y Costa Rica. La llegada de Chilea ese conjunto reforzara el equilibrio geopolítico en la zona, siermpre inestable gracia al venezolano Hugo Chávez y su petrodólares.
El proceso electoral ha sido ejemplar, equiparable al de cualquier nación europea. Así que Chile ha confirmado que está muy por delante del resto de países del hemisferio sur y que su democracia está consolidada. Llama la atención cómo en estas dos décadas Argentina se ha disuelto en el caos y cómo Chile -pese a sus problemas de corrupción- ha despegado definitivamente.
En su primer discurso, modélico, Piñera ha pedido la unidad de todo el arco político para sacar a Chile de su estancamiento en la creación de empleo, a la vez que ha prometido mantener los logros sociales de los últimos veinte años. Para finalizar, una invocación a Dios y los mejores deseos para el equipo nacional de fútbol de Chile, que irá al Mundial de Sudáfrica (y con el que se medirá España), así como una felicitación a Chaleco López, motorista chileno que ha obtenido el tercer puesto en el Dakar 2010.
Es lo que tiene Piñera: vive en el mundo real.
1 comentario:
Por ahora habrá que quedarse con un proceso electoral ejemplar y que el pueblo chileno ha apostado por un cambio, algo totalmente lógico y saludable en democracia.
Ahora llegan los 100 días de cortesía y luego... Dios dirá.
Un saludo
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